Cesar Aguirre, the pride of Casa Maria, really and truly is a Tucson hero. He is a single dad that lives and works here at Casa Maria.
In case you missed it, check out last weeks’ Tucson Weekly (December 19-25, 2003)
www.tucsonweekly.com/tucson/local-heroes/Content?oid=3929804
Every year they declare some people local hero’s.
Usually The Weekly doesn’t cover life on the South side, but staff writer Mari Herreras did a great job describing the life and times of Cesar and his passion for quality public education.
Here is the story en Español.
Sentado en la parte de atrás de la cocina de Casa María, en el Sur de Tucson, Cesar Aguirre dialoga sobre su trabajo en la organización para la justicia social Católica, y como él se convirtió en un luchador por sus hijas, su educación y las escuelas en el Distrito Escolar Unificado de Tucson.
Recordando el cafecito que él organizo en Julio en el Centro para Jóvenes John Valenzuela, Aguirre me recuerda que no fue la primera vez que los residentes de Sur de Tucson han llenado el gran salón comunitario del centro. Pero esta vez fue para darles a los residentes la oportunidad de conocer al nuevo superintendente de TUSD, y para hacerle saber que les interesa la educación de sus hijos.
“Hubo bastante intención detrás de todo esto,” el dice. “Aquí estábamos con un nuevo superintendente y reflexionando sobre nuestros problemas con el anterior superintendente. Queríamos abrir la puerta para un cambio en la cultura de TUSD y ser los primeros en reunirnos con el.”
La mayor parte de la reunión hizo en español y el nuevo superintendente H.T. Sánchez contesto a gran parte de las preguntas también en español. El hablar en español también fue intencional, dijo Aguirre.
“Uno de los motivos por el que queríamos hacer la reunión en español, fue porque estaba pensando en todas las veces en las que he llevado a padres a las reuniones del directorio de TUSD y no había traducción. Los padres terminaban más confundidos que nunca. Decidimos cambiar esa cultura y ofrecerles a los que solo hablan en ingles, aparatos de audición. Para ellos, fue una increíble experiencia,” dijo Aguirre.
Otra meta para Aguirre fue el mostrar un frente unido ante el nuevo superintendente. Sin embargo, el pensar que el salón estaba lleno de solo padres y maestros representando las escuelas del área del Sur de Tucson, tales como Ochoa, Mission View y Pueblo estaría equivocado. Aguirre dijo que más de 24 escuelas del distrito estuvieron representadas en esa reunión.
Esas alianzas, las que Aguirre dice permanece comprometido en seguir construyendo, empezaron a formarse tarde durante el año pasado, cuando la mesa directiva de TUSD realizo audiencias sobre posibles cierres de escuelas. Aguirre estuvo trabajando para mantener la escuela Ochos abierta, donde asisten sus hijas. Fue la segunda vez que la escuela Ochoa ha sido blanco para clausurar.
Ochoa fue quitada de la lista de posibles clausuras temprano en el proceso. Pero en vez de simplemente irse a su casa, pensando que había terminado su trabajo, Aguirre continúo en hacerse presente en cada audiencia junto a un gran grupo de padres y maestros del Sur de Tucson para abogar a favor de todas las escuelas en el área.
“Seguro, cuando iniciamos, era sobre como salvar nuestras escuelas y la educación de nuestros niños en nuestro barrio,” el dijo. Pero durante las audiencias, “Escuchamos a muchos padres diciendo ‘No cierren nuestra escuela, cierren la de ellos.’ Había mucha energía negativa entre las diferentes escuelas. Empecé a darme cuenta que todos estábamos enfrentando el mismo problema. Todos estamos luchando contra los mismos poderes para poder mantener nuestras escuelas abiertas, y no podía entender porque estábamos luchando entre nosotros para poder hacer esto”.
El enfoque en la educación es fácil para Aguirre. El es papá soltero de dos hijas en la escuela primaria, y creció en el lado sur de Tucson. Sus padres fueron de México. Cuando el tenia 10, sus padres, pensando que estaban haciendo lo mejor para su hijo, movieron a la familia fuera del sur hacia el área rural Three Polints. Aguirre dice que la transición fue difícil para él. El fue molestado y maltratado en su nuevo vecindario y fue muy difícil hacer amistades.
El eventualmente se involucro en las drogas y las pandillas. Lo que le ayudo a cambiar, dice Aguirre, fue el nacimiento y el desarrollo de su hija mayor. El tuvo que pasar tiempo en la cárcel del Condado Pima, y cuando salió su hija apenas lo reconocía.
El dice, “me limpie de las drogas y empecé a rodearme con personas diferentes.”
Sin embargo, la mamá de sus hijas no quería salir de las drogas. Ella continuo usando drogas cuando su segunda hija nació. Aguirre, quien ha estado sobrio por seis meses en ese entonces, paso los siguientes tres años luchando por la custodia de sus hijas.
“Es difícil, pero hago lo mejor que puedo,” el dice refiriéndose a ser un padre solo. “Me ha ayudado a cambiar mucho mi forma de pensar.”
Hoy, Aguirre y sus hijas viven en Casa María, donde Aguirre ahora trabaja. Además de trabajar en temas sobre la educación y la inmigración, el ayuda en la cocina popular, y con el Sindicato de Pasajeros del Camión, un grupo de la comunidad dedicado a mejorar el sistema de transporte en Tucson. “Yo he visto a amistades y familias destrozadas en esta comunidad a través de las deportaciones. Pero ahora diría que mi idea de justicia es más amplia y me ha ayudado a involucrarme en muchos temas a los que se enfrenta nuestra comunidad. Ahora estoy haciendo lo que amo.”
Sin embargo, los temas sobre la educación y el poder ayudar a los padres de los estudiantes a darse cuenta que tienen algún control sobre como aprenden sus hijos, continua siendo su pasión.
El dice, “la educación publica esta siendo atacada, y los padres son el único grupo que en realidad pueden asegurarse que la educación de los hijos está siendo protegida.” “Ellos tiene el poder.”