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by Kassandra Manriquez,

La Morenita is from Guatemala. This is the story of her crossing borders to get here 16 years ago. She has four kids who go to Ochoa and Safford. She works part time at a tortilleria and is a valued member of the core team here at Casa Maria.

Soon before her arrival at the border that would lead her into Mexico City, Morenita met a woman who saved her life, a miracle from the Virgin Mary she said.

“For everyone who makes it across the border alive, it’s a miracle from God,” Morenita said. “Those of us who arrive thank God for the opportunity to arrive.”

At 21 years old Morenita immigrated to the United States from Guatemala by herself and pregnant. She left behind her husband and her daughter who is now 18 years old.

Morenita’s trip lasted just over six months. While in Mexico, Morenita held several jobs as she traveled from city to city, making just enough money for her travel expenses.

As Morenita arrived at the Mexico City border, there was a river that was rushing and was rigorous to pass. She came across an older woman who convinced her to stay at her home for the night.

Despite her hesitancy to stay with this woman, she stayed the night. The woman brewed Morenita a cup of coffee and sent her on her way the following morning.

When Morenita arrived back at the wash, there was blood flowing in the water and puddles of blood nearby.

Once Morenita crossed the wash, she spotted investigators who asked her if she knew what the cause of the murders had been. They told Morenita that the bajadores who helped a group of Salvadorians and Guatemalans cross the border had killed this group of immigrants the previous night.

Morenita would have been part of this group of immigrants if she hadn’t stayed the night with the older woman. Morenita credits the Virgin Mary for this blessing.

At last, Morenita arrived in Nogales, she was under the impression that this was it; she was in the United States.

Unfortunately, her arrival in Nogales was the beginning of an entirely new set of challenges. These challenges forced her to stay in Nogales for a week and half to save money.

She stood on street corners and washed cars. It was at this time Morenita missed her family; she is the youngest of 12 siblings.

Morenita met a family who helped her cross the border; they traveled from freight train to freight train until they made it across the border. Morenita arrived at the United States with just enough time to give birth to her son.

“I give thanks to God because I have my children, even though we don’t have a lot of money, my family is all I have and all I need. My children were all born here in the United States and that’s a beautiful thing. To me, my son being born here is a blessing because it is hard to live without papers. I’m here to work for my kids. We’re not rich; we’re poor, but as long as I have my family, I am rich,” Morenita said.

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por Kassandra Manriquez,

La Morenita es de Guatemala. Esta es la historia de ella cruzando las fronteras para llegar aquí hace 16 años. Ella tiene cuatro hijos que asisten a la escuela Ochoa y Safford. Ella trabaja medio tiempo en una tortillería y es un miembro muy valioso de nuestro equipo aquí en Casa María.

La Morenita dice que antes de llegar a la frontera que la llevaría hacia la Cuidad de México, se encontró con una mujer que le salvo la vida, un milagro de la Virgen María ella dice.

“Todos los que logran cruzar la frontera con vida, es un milagro de Dios,” dice la Morenita. “Para nosotros que logramos llegar, le agradecemos a Dios la oportunidad  de haber llegado.”

A los 21 años de edad, la Morenita migró a los Estados Unidos desde Guatemala, sola y embarazada. Ella dejo atrás a su esposo y a su hija que ahora tiene 18 años.

El viaje de la Morenita duro un poco más de seis meses. Mientras ella estaba en México viajando de ciudad en ciudad, ella tuvo bastantes trabajos, consiguiendo justo lo suficiente para pagar sus gastos.

Cuando la Morenita llegaba a la frontera de la Ciudad de México, había un rio que corría rápidamente y era difícil cruzarlo. Ella se encontró con una mujer anciana que la convenció a que se quedara en su casa aquella noche.

A pesar de sus dudas ella decidió quedarse con esta mujer a pasar la noche, La mujer le hizo café y la mando a que continuara su camino al día siguiente.

Cuando la Morenita regreso a lugar del rio, habían charcos de sangre, y veía como la sangre corría por el agua.

Una vez que la Morenita cruzo el rio, ella vio a unos investigadores, los que le preguntaron si ella sabía cuál fue la causa de las muertes. Ellos le dijeron a la Morenita que los bajadores que estaban ayudando al grupo de Salvadoreños y Guatemaltecos a cruzar la frontera mataron a este grupo de inmigrantes la noche anterior.

La Morenita hubiera sido parte de este grupo de inmigrantes si ella no se hubiera quedado a pasar la noche con esa anciana. La Morenita le da crédito a la Virgen María por esta bendición.

Al fin, la Morenita llego a Nogales, ella tenía la impresión que ya estaba al final, que ella estaba en Estados Unidos.

Desafortunadamente, su llegada a Nogales fue el comienzo de muchos retos nuevos. Estos retos la forzaron a quedarse en Nogales por una semana y media para ahorrar dinero.

Ella se paraba en las esquinas a lavar carros. Fue entonces que la Morenita empezó a extrañar a su familia; ella es la menor de 12 hermanos.

La Morenita conoció a una familia que la ayudo a cruzar la frontera. Viajaron de un tren de carga a otro hasta que lograron cruzar la frontera. La Morenita llego a los Estados Unidos justo para dar a luz a su hijo.

“Yo le doy gracias a Dios porque tengo a mis hijos, aun que no tenga mucho dinero, mi familia es todo lo que tengo y todo lo que necesito. Todos mis hijos nacieron aquí en los Estados Unidos y eso es algo precioso. Para me, el que mi hijo haiga nacido aquí es una bendición porque es difícil vivir aquí sin papeles. Yo estoy aquí para trabajar por mis hijos. No somos ricos dice la Morenita, somos pobres, pero mientras tenga a mi familia, soy rica.”

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