Many people have asked me about the eight day silent retreats I have done the last two summers and the thirty day retreat I’d like to do next summer. They take place at the Jesuit Retreat Center in Los Altos, CA.
For me these retreats have been like dying and going to heaven. Being there is the opposite of the incredibly hectic, chaotic, action, action, action of everyday life at Casa Maria.
When there, I have time to actually read books!
The food is good, the Retreat Center is beautiful and there is a Mass celebrated every evening.
Everyone is silent except for one hour a day when you talk to your spiritual advisor, more or less about the Spiritual Exercises of St. Ignatius. My spiritual director was a 28 year old Jesuit seminarian named Adam who it turned out was exactly the right guy for me. I asked him to challenge me and he did.
I told him I was there to accumulate spiritual power for the struggle, because poor people in Tucson were being oppressed and change had to come.
He told me in effect that I was way too much in my head and needed to take it all to my heart.
He challenged me at nine in the morning on Day 2 to read absolutely nothing that day except for maybe the Scriptures.
I accepted the challenge but almost immediately was angry with myself for doing so.
As the week went on I began to get it – that what was more important than anything in the whole world was my relationship with Jesus, my Creator God who became man. It brought me back to the defining moment of my life, when at 22 I made the commitment to be a disciple of Jesus. For me, it was like renewing vows to a spouse and it felt really liberating.
I feel it is pretty obvious that these 8 day retreats have been just what the doctor ordered for me.
But that is for me personally. What about everyone else? What about the rest of the members of the Mystical Body of Christ, especially the ones too poor and not privileged enough to benefit from such retreats and the treasure that is Ignatian Spirituality? I wondered if such thoughts penetrated the experience of my fellow retreatants.
Then I came home and found in The Catholic Vision the announcement of a three day silent retreat in September at Picture Rocks called “The Encounter with Christ as the Foundation for Social Justice in the Ignatian Way,” led by Fr. Sean Carroll SJ from the Kino Border Institute.
I attended and it was great.
Five times during the Retreat he talked for 30 minutes.
I felt that he effectively gave a reality-based foundation for the Ignatian Spirituality I have been exposed to. Without this it seems there is a chance of it being just therapy for folks who can afford the time and money involved.
I have recently read a great book, “No Salvation Outside the Poor” by Jon Sabrino SJ. A central theme is that for our faith to be authentic it must be rooted in the reality of the material world around us and that we must take responsibility for that reality. He quotes a statement form a famous Bishops Conference in Medellin, Colombia in 1968, which began with these words:
“There are in existence many studies of the Latin American people. All of these studies describe the misery that marginalizes large masses of human beings in all of our countries. That misery, as a collective fact, is an injustice which cries to the heavens.” (No Salvation Outside the Poor; P.4.)
The Barrio, in which we at Casa Maria live, Barrio Libre, also known as the City of South Tucson, is part and parcel of those Latin American peoples the Bishops referred to.
So how do we disciples of Jesus be more conscious of the reality of our barrios and our world and change it in a positive liberating way? How could we unleash Ignatian Spirituality within our barrios? Or does it even translate culturally? Is the popular piety and deep Catholic faith lived in our barrios devoid of social justice? I don’t really know. Who the hell am I to even ask the question?
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por Brian Flagg
Muchas personas me han preguntado sobre los retiros silenciosos de ocho días en los que he participado en por lo menos dos veranos y el retiro de treinta días al que me gustaría atender el próximo verano. Se llevan a cabo en el Centro de Retiros Jesuita en Los Altos, CA.
Para mi estos retiros han sido como morir e ir al cielo. El estar ahí es lo opuesto a lo increíblemente agitado, caótico, acción, acción, en la vida diaria de Casa María.
¡Mientras estaba allí, realmente tenía tiempo para leer libros!
La comida es buena, el Centro de Retiro es precioso y se celebra Misa cada tarde.
Todos guardan silencio excepto por una hora al día cuando uno habla con su consejero espiritual, más o menos sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Mi director espiritual fue un seminarista Jesuita de 28 años llamado Adam, quien resulto ser exactamente la persona correcta para mí. Le pedí que me retara y lo hizo.
Le dije que yo estaba allí para acumular poder espiritual para la lucha, porque las personas pobres en Tucson están siendo oprimidas y tiene que llegar algún cambio.
El me dijo que en efecto yo tenía demasiado en mi cabeza y necesitaba llevar todo a mi corazón.
El me reto a las nueve de la mañana del segundo día a no leer absolutamente nada ese día, excepto tal vez las Escrituras.
Yo acepte el reto, pero casi inmediatamente estaba molesto conmigo mismo por hacerlo.
Mientras pasaba la semana empecé a entenderlo – que no hay cosa más importante en todo el mundo que mi relación con Jesús, mi Creador Dios quien se convirtió en hombre. Me regreso al momento demarcado en mi vida, cuando a los 22 años hice el compromiso de ser un discípulo de Jesús. Para mí, fue como renovar mis votos matrimoniales y me sentí realmente liberado.
Yo siento que es bastante obvio que estos retiros de 8 días fueron justo lo que el doctor ordeno para mí.
Pero esto es para mí personalmente. ¿Y que sobre todos los demás?¿Que sobre el resto de los miembros de Mistico Cuerpo de Cristo, especialmente los muy pobres y no suficientemente privilegiados para beneficiarse de estos retiros y el tesoro que es la Espiritualidad de San Ignacio? Me pregunto si estos pensamientos penetraron las experiencias de mis compañeros en el retiro
Luego llegue a casa y encontré en La Visión Católica un anuncio sobre un retiro silencioso de tres días en Septiembre en Picture Rocks llamado, “El encuentro con Cristo como la Fundación para la Justicia Social en la Manera de San Ignacio,” presentado por Fr. Sean Carroll Sj del Instituto de la Frontera Kino.
Yo participe y fue muy bueno.
Cinco veces durante el Retiro el hablo por 30 minutos.
Pienso que el efectivamente dio una fundación para la Espiritualidad de San Ignacio basada en la realidad a la que yo fui expuesto. Sin esto hubiera pensado que solo fue terapia para las personas que pueden gastar tiempo y dinero en esto.
Recientemente he leído un gran libro, “No Hay Salvación Fuera de los Pobres” por Jon Sabrino SJ. Un tema central es de que para que nuestra fe sea autentica debe tener raíces en la realidad del mundo material alrededor de nosotros, y que nosotros debemos tomar responsabilidad por esta realidad. El menciona una frase de una famosa Conferencia de Obispos en Medellín, Colombia en 1968, que empieza con estas palabras:
“Hay en existencia muchos estudios sobre las personas en Latino América. Todos estos estudios describen la miseria y la marginalización de las grandes masas de seres humanos en todos nuestros países. Esa miseria, como un hecho colectivo, es una injusticia que llora a los cielos.” (No Hay Salvación Fuera de los Pobres; P.4.)
En el Barrio en el que nosotros aquí en Casa María vivimos, Barrio Libre, también conocido como la Ciudad del Sur de Tucson, de cierta manera es en parte de aquellas personas de Latino América a las cuales se refieren los Obispos.
¿Entonces cómo nosotros los discípulos de Jesús nos hacemos mas consientes de la realidad de nuestros barrios y nuestro mundo, y lo cambiamos de una manera positiva y de liberación? ¿Cómo podemos soltar la Espiritualidad de San Ignacio en nuestros barrios? ¿Se puede traducir culturalmente? ¿Existe la piedad popular o una profunda fe Católica que vive en nuestros barrios? En realidad no lo sé. ¿Quién soy yo para incluso hacer la pregunta?